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Friday, June 17, 2016

'Los diarios de Turner', el 'bestseller' que pudo inspirar el asesinato de Jo Cox

Más allá de su personalidad solitaria, el sospechoso Tommy Mair era un ferviente lector de contenidos racistas y antisemitas. Sus vecinos hablan de "obsesión" por los libros

Tommy Mair, presunto asesino de la diputada Jo Cox.

Álvaro G. Zarzalejos
17.06.2016 – 19:57 H.

En 1974, el físico estadounidense William Luther Pierce fundó la organización 'National Alliance', una plataforma supremacista blanca y antisemita que aboga por una limpieza étnica que devenga en la constitución de "un nuevo mundo blanco". Pese a ser norteamericana, la asociación cuenta con seguidores de todo el mundo entre los que se encuentra Tommy Mair, el presunto asesino de la diputada Jo Cox.

Además de su actividad política, Luther Pierce cultivó su faceta de escritor con la novela 'Los diarios de Turner', una historia que relata una hipotética revolución racial a nivel mundial en la que toda la población judía y no blanca es exterminada. Fue publicada en 1978 bajo el seudónimo de Andrew Macdonald.

Lea una página del libro.
(Fuente: SPLC)
La novela retrata un mundo dominado por los judíos en el que Earl Turner, protagonista de la historia, pertenece a un movimiento clandestino que se enfrenta al Gobierno y a las políticas multiculturales vigentes. La destrucción de las oficinas del FBI y del Pentágono y la exterminación de todos los no blancos de California son algunos de los hechos ficticios que se describen.

La expansión de la novela fue tal que en 1995 la policía federal de Estados Unidos afirmó que se había convertido en la 'Biblia de la ultraderecha'. Desde su publicación, se han vendido más de medio millón de copias en todo el mundo.

Según ha revelado el Southern Poverty Law Center (SPLC), una ONG norteamericana especializada en la lucha contra el racismo, Mair pagó más de 600 dólares a National Alliance a cambio de diferentes libros que incluían, entre otras cosas, instrucciones sobre cómo construir una pistola casera. 'Química de polvos explosivos', 'Incendiarios' y 'Manual de municiones improvisadas' son algunos de los títulos que adquirió tal y como se puede ver en la siguiente factura:

Factura donde se pueden ver los libros comprados. (Fuente: SPLC)
Mención aparte para 'Ich Kampfe', un manual ilustrado que se distribuía a los miembros del partido nazi alemán en 1942 y por el que Mair pagó cerca de 20 dólares. Otra de las facturas revela que en 2003 se suscribió a 'National Vanguard', la revista editada por 'National Alliance'.

Suscripción a la revista 'National Vanguard'. (Fuente: SPLC)
Más allá de su personalidad solitaria y servicial, los vecinos de Mair han revelado que pasaba mucho tiempo en la biblioteca local y que su casa estaba llena de libros. "Estaba obsesionado con los libros", ha explicado una fuente cercana a la familia a 'The Guardian'.

Esa aparente voracidad lectora incluía suscripciones a publicaciones racistas como 'South African Patriots' y 'SA Patriot', esta última publicada por el grupo 'White Rhino Club', una asociación abiertamente partidaria del 'apartheid'. Un portavoz de esta última publicación ha confirmado a la CNN que Mair se suscribió en la década de los ochenta y que desde entonces no han vuelto a hablar con él.

Uno de los aspectos clave de la investigación es su vínculo con la extrema derecha. Las autoridades han registrado su casa en busca de cualquier tipo de material que lo relacione. Por el momento, su nombre aparece relacionado con una web extremista, según recoge 'The Guardian'.

La ficción se convierte en realidad

Desde su publicación, la novela ha sido señalada como catalizador de varios atentados. En 1995, Timothy McVeight detonó un camión lleno de explosivos caseros en Oklahoma que provocó la muerte de 168 personas. Fue el peor atentado de la historia de Estados Unidos hasta el 11-S. Tras ser detenido, la prensa norteamericana señaló que entre sus pertenencias se había encontrado una copia de la novela.

Portada de la novela.
Unos años más tarde, el neonazi británico David Copeland confesó a la policía que se había inspirado en el libro tras haber matado a tres personas en un ataque con bombas contra la comunidad negra y gay londinense de 1999.

Otro caso más reciente ocurrió en 2006 en Massachusetts. Jacob Robida, un joven de 18 años, irrumpió en un bar homosexual donde atacó a varias personas con un hacha y disparó con un arma. Cuando las autoridades registraron su casa encontraron banderas nazis, películas racistas y varios libros entre los que se encontraba la citada novela.

La policía británica continúa con la investigación del asesinato de Jo Cox. Varios testigos presenciales han contado que el autor llevaba una pistola "antigua" y que durante la agresión gritó "Britain first!" (Reino Unido primero, en castellano), una posible alusión a un grupo ultraderechista que ya ha negado cualquier implicación en el incidente.

Jo Cox era de una de las parlamentarias en alza dentro del Partido Laborista. Cox se había mostrado en contra de la salida de Reino Unido de la Unión Europea al alegar, entre otras cuestiones, que no solucionaría el problema de la inmigración.

Precisamente, los euroescépticos esgrimen el descontrol migratorio como una razón para abandonar el club comunitario. Si Reino Unido no está sujeto a Europa, las competencias recaerían en Londres desde donde tendrían un mayor margen de maniobra.

Source: El Confidencial
http://www.elconfidencial.com/mundo/2016-06-17/tommy-mair-sospechoso-asesinato-jo-cox-los-diarios-de-turner_1219105/

Thursday, February 4, 2016

El franquismo pudo haber muerto en 1944 por “cuestión de horas”

Adolf Hitler y Francisco Franco,
durante su encuentro en Hendaya.
Las estrategias enfrentadas sobre la actuación en España entre los gobiernos de EEUU y Reino Unido frenaron una posible axifia económica al útimo régimen fascisca de Europa, según el profesor Carlos Collado
A. GODOY | 03/02/2016

Se suele decir que el régimen de Franco fue muy hábil en política internacional durante la Segunda Guerra Mundial, siendo capaz de mantenerse neutral pero nunca dejando de mostrar su afinidad por la Alemania Nazi. En el momento que la derrota de Hitler se veía cada vez más cercana en Europa, se empezó a decidir el destino de Franco, pero no fue en España, sino entre las potencias aliadas.

Como ahora nos muestra el profesor Carlos Collado en su nuevo libro, El telegrama que salvó a Franco, no fue la habilidad del dictador, sino un simple cúmulo de circunstancias y desacuerdos, hasta ahora desconocidos, los que permitieron la supervivencia del último régimen fascista de Europa.

ELPLURAL.COM – El título del libro hace referencia al telegrama que se escribió, pero que al final no se envió desde el Gobierno inglés al estadounidense, aceptando su idea de una política económica represiva con el régimen franquista. ¿Cómo fueron estas horas que pudieron cambiar el destino de España desde el extranjero? ¿Por qué al final fueron los estadounidenses los que cedieron y no se envió el telegrama?

CARLOS COLLADO - La redacción de este telegrama se produce en el momento álgido de un durísimo enfrentamiento entre Londres y Washington acerca de la política a seguir respecto a la de España de Franco. El Gobierno estadounidense estaba harto de que aún en 1944 Franco siguiera haciendo votos de amistad en sus relaciones con el régimen nazi y continuara suministrando materias primas imprescindibles para la industria bélica del Tercer Reich. Con este telón de fondo, los americanos impusieron un embargo de productos petrolíferos, que mantenían a flote la economía española, con el fin de subyugar a un Régimen que era considerado netamente como fascista.

Londres, por su parte, abogaba por un compromiso consensuado con Madrid, para de esta forma no arriesgar la provocación de una situación violenta e incontrolable en España. Los británicos confiaban en una transición pacífica hacia una restauración monárquica en la persona de Don Juan.
Portada del nuevo libro de
Carlos Collado – Editorial

Ni siquiera un apremiante intercambio de telegramas al más alto nivel político, es decir entre Roosevelt y Churchill, logró acortar las distancias existentes. Finalmente, Churchill, instado por su ministro de Exteriores Anthony Eden, optó por retractarse para no llegar a una situación de ruptura. Pero antes de que se despachara dicho telegrama, llegó otro desde Washington, clasificado como urgentísimo, que anunciaba que los americanos por su parte se plegaban ante la insistencia mostrada por los británicos. Washington consideró a su vez que era preferible no romper públicamente con Londres en esta cuestión. De hecho, aquel día 25 de abril de 1944 se jugó el futuro del Régimen. Se trató de una cuestión de horas. Tal y como relatan observadores, en aquel momento se perdió una oportunidad única para deshacerse de un régimen considerado como fascista.

P – Tras el episodio del telegrama. La idea de los ingleses, encabezada por su embajador en Madrid, era promover una evolución pacífica del régimen para restaurar la monarquía. En el libro habla de las conversaciones del embajador con los sectores monárquicos españoles. ¿Conocía Don Juan las intenciones de los ingleses? ¿Cómo fue evolucionando su opinión con respecto a éstas?

C.C - Don Juan, después de una fase en la que parece haber estado acariciando la idea de lograr la restauración con la ayuda de las potencias del Eje, se volcó finalmente del lado de los ingleses. No caben dudas de que estaba al tanto y aprobaba lo que estaban tramando confidentes suyos, como su representante en España, el infante Alfonso de Orleans.

Él mismo anhelaba que el Gobierno británico se decidiera a apoyar su causa abiertamente. A este respecto incluso lanzó personalmente diversas iniciativas, sea en el contexto del funeral en honor de Beatriz de Battenberg, al que asistió su madre, o finalmente, a través del Manifiesto de Lausana a mediados de marzo de 1945. Éste contenía un anuncio de libertades y plenos derechos en el caso de que se restaurase la monarquía en su persona, dirigido, obviamente, a la opinión pública británica y estadounidense.

Pero mientras que el embajador británico Samuel Hoare persiguió una ambición personal, incluso a espaldas de su Gobierno, de entrar en la historia como el personaje que lograra derribar a Franco, el Gobierno de Londres no estaba dispuesto a sacarle a Don Juan las castañas del fuego.

Por otra parte, el contenido del Manifiesto de Lausana causó espanto entre los seguidores del pretendiente al trono, pues en la Guerra Civil habían cerrado filas alrededor de Franco precisamente en contra de esas libertades anunciadas por Don Juan. A fin de cuentas, los monárquicos estaban altamente satisfechos con la situación privilegiada que gozaban con Franco.

P – Con respecto a la relación de España con la Alemania de Hitler ¿En qué momento se empezó a distanciar el régimen franquista del nazi? ¿Y cómo fue visto esto desde EEUU y Reino Unido?

C.C – El régimen de Franco se aferró a la amistad con Berlín haste el último momento, e hizo todo lo que estaba a su alcance para apoyar su causa. Si bien tuvo que corregir ciertas medidas que violaban clarísimamente sus obligaciones como país neutral, ni siquiera se cumplieron los acuerdos con los Aliados: la retirada de la División Azul fue contrarrestada – al menos por un tiempo – por la creación de la Legión Azul; el embargo de las exportaciones de materiales estratégicos fue seguido por un tráfico clantestino que incluso superó lo que se había suministrado anteriormente; el compromiso de acotar el espionaje alemán no se cumplió en ningún momento de forma significativa, sino que los agentes siguieron gozando de gran libertad de acción.

Además, se mantuvo hasta abril de 1945 la ruta aérea de la Lufthansa, con lo que los nazis siguieron lloviendo en el territorio español hasta el último momento. Y aun después de la capitulación del Reich se permitió la entrada clandestina y dio cobijo a nazis que eran requeridos por las potencias de ocupación.

Londres y Washington reaccionaron completamente perplejos ante lo que consideraban que era no querer ver que el fascimo estaba condenado a desaparecer.

P – ¿Por qué la diplomacia española quiso, tras el fin de la II Guerra Mundial, mantener sus relaciones amistosas con Alemania si, como afirma en el libro, esto solo mantendría la apariencia de España como régimen fascista?

C.C – Franco, además de afinidades ideológicas, quiso distinguirse como el último amigo del Tercer Reich, para de esta forma poder ser el primer amigo de la Alemania de postguerra. Franco partía de la convicción de que Alemania seguiría siendo en todo momento una gran potencia europea, con lo que la demostración de una amistad inquebrantable en una situación en la que ya no le quedaban aliados, redundaría en tener a un valedor en la postguerra.
Carlos Collado es profesor de historia en la Universidad contemporanea en la Universidad de Marbug (Alemania)

Carlos Collado es profesor de historia en la Universidad contemporanea en la Universidad de Marbug (Alemania)

Además, Franco estuvo convencido hasta poco menos que el final de la guerra de que los Aliados finalmente entrarían “en razón” y firmarían un armisticio con el régimen nazi, para arremeter en contra de lo que él consideraba que era el real peligro para la paz mundial: la Unión Soviética.

Esto eran planteamientos fundamentalmente erróneos que, en abril de 1944, por poco hubieran tenido consecuencias catastróficas para Franco.

P – Por último, llama mucho la atención la aparición en el libro de la figura de José Antonio Aguirre, presidente del Gobierno vasco en el exilio, y que fue propuesto por el director de la inteligencia militar estadounidense para sustituir a Franco. ¿Cómo fue recibida esta propuesta por el Gobierno de EEUU? ¿Se dio a conocer a los británicos?

C.C - El Jefe del OSS, William Donovan, estaba convencido del gran daño que causaría la pervivencia del Régimen a los intereses nacionales estadounidenses, y apostaba por Aguirre porque éste había trabajado estrechamente con su organización poniendo a su disposición su red de agentes. Aguirre, además no solo gozaba de buena reputación entre los grupos del exilio republicano, sino que estaba trabajando para lograr una unidad de acción.

En el Departamento de Estado norteamericano se compartía la convicción de que la pervivencia del Régimen era un gran lastre, pues con ello no se cumpliría la misión por la que se habían empuñado las armas. Pero por una parte, en aquel momento aún no había cuajado la razón de ser de la intervención en los asuntos internos de países con los que se mantenían relaciones diplomáticas; pero sobre todo no se creía que precisamente un nacionalista vasco fuera la persona indicada para liderar un movimiento a nivel nacional.

Dado que en los asuntos de los servicios secretos existía un determinado secretismo entre las potencias aliadas, sobre todo si se trataba de operaciones que contravenían el derecho internacional, es más que dudoso que los británicos hayan sido informados de forma oficial. Otra cosa, sin embargo, es el hervidero de rumores que representaba el Madrid de aquellos días.

Source: El Plural (España)
http://www.elplural.com/2016/02/03/el-franquismo-pudo-haber-muerto-en-1944-por-cuestion-de-horas/#

Tuesday, September 1, 2015

Las horribles consecuencias de los experimentos secretos realizados en humanos por los británicos

Una nueva investigación ha desvelado que miles de «voluntarios» fueron intoxicados con gas sarín o drogas experimentales desde 1939

Louis Hugelmann. Algunos pacientes fallecieron y otros fueron inducidos
a la demencia momentánea. Varios pilotos de la RAF fueron víctimas de ello
Ha pasado poco más de un mes desde que una novedosa investigación histórica desveló que el gobierno de Gran Bretaña utilizó, durante la Guerra Fría, a miles de sus ciudadanos como cobayas humanas para probar todo tipo de sustancias potencialmente peligrosas. Todo ello, sin su consentimiento y causando severos daños en su salud. No obstante, ahora acaba de ser desvelado también qué pruebas se realizaron sobre multitud de militares en Wiltshire, los cuales fueron expuestos a sustancias como gas sarín o ántrax sin saberlo, desde la Segunda Guerra Mundial.

Así lo afirma un nuevo libro («Ciencia Secreta: Un siglo de guerras, veneno y experimentos humanos») del que se ha hecho eco la versión digital del «Daily Mail». Este, a su vez, explica las terribles repercusiones que sufrieron estos improvisados sujetos de pruebas tras los experimentos. Entre ellas, destacan algunas tan impactantes como las de un joven inglés que estuvo convulsionando durante varios minutos u otro que, después de que le fuera inyectada una droga «incapacitante» en el cerebro, estuvo hablando cuatro horas con un amigo de su escuela que había fallecido cuatro años antes.

Concretamente, la investigación ha desvelado las pruebas que los científicos británicos realizaron sobre más de 21.000 militares de su país desde 1939 (al comienzo de la Segunda Guerra Mundial) hasta 1989 en un centro científico de Wiltshire. Estas fueron promovidas por el Ministerio de Defensa, que hizo hincapié en que a los «voluntarios» no se les debían explicar las posibles repercusiones. Con todo, los investigadores creían por entonces que los experimentos eran totalmente seguros, algo que no impidió que, el pasado 2008, el gobierno se disculpase con las víctimas y les pagase una cuantiosa indemnización.

El investigador que ha sacado a la luz estos datos ha sido el historiador Ulf Schmidt, quien ha expuesto en su libro casos como el del ingeniero de la Fuerza Aérea de Su Majestad Ronald Maddison, de 20 años. Este fue expuesto, si saberlo, a gas sarín, un agente nervioso que actualmente está calificado por la ONU como un arma de destrucción masiva. Según el historiador, el militar fue guiado a una cámara en la que -junto a otros cinco sujetos- le aplicaron veinte gotas de esta sustancia. Murió dos horas después. Y eso, a pesar de que le habían informado de que no correría ningún peligro.

Así lo ha corroborado al investigador Alfred Thornhill, quien fue testigo de lo sucedido cuando contaba 19 años. «Vi que se levantaba de la cama y su piel empezó a volverse azul. Comenzó desde el tobillo y se expandió por su pierna. Fue como ver algo venido del espacio exterior. Después, los médicos le clavaron la aguja más grande que he visto nunca y me dijeron que me marchase», explica el antiguo militar en declaraciones recogidas por le diario.

Otro de ellos se produjo durante la Segunda Guerra Mundial (1943) cuando varios soldados fueron expuestos a vapor de nitrógeno durante cinco días seguidos. Los seis voluntarios tuvieron finalmente que ser retirados de la prueba, pues sufrieron quemaduras químicas en sus axilas, escrotos y cuero cabelludo. «Abrieron la puerta de la cámara y todos estábamos en el suelo, gimiendo y llorando. Se hizo eterno y fue horrible», ha señalado al historiador Harry Hogg, quien participó en la prueba a los 20 años.

Algo parecido sucedió con el aviador de 19 años Richard Skinner quien, a cambio de unos chelines, se sometió en 1972 a lo que los expertos le habían denominado «una leve dosis de anestésico». Sin embargo, lo que realmente le inyectaron fue una nueva droga que incapacitaba el cerebro humano. En un vídeo grabado del experimento se puede apreciar como el paciente habla durante cuatro horas con un extintor de incendios que, según cree, es un amigo de la infancia fallecido hacía cuatro años.

Como ellos, y tal y como señala Schmidt, miles de soldados fueron encerrados en cámaras de gas bajo falsas promesas de dinero y bombardeados con todo tipo de toxinas potencialmente letales con el objetivo de probar los nuevos trajes químicos que se estaban desarrollando por entonces.

Abc.es@abc_es / Madrid
Día 08/08/2015 - 18.10h

Source: ABC (España)
http://www.abc.es/cultura/20150808/abci-repercusiones-guerra-mundial-experimentos-201508081739.html

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