Monday, May 23, 2016

Los árabes que lucharon contra Franco

El periodista palestino Najati Sidki
Un documental rescata del olvido a los más de mil árabes que se enrolaron en el bando republicano y reivindica su memoria frente a las tropas moras de Franco

La cinta, en su fase final de producción, reconstruye los pasos de un palestino que pagó su lucha en España con el destierro y la dispersión familiar

FRANCISCO CARRIÓNEl Cairo
fcarrionmolina
02/05/2016 19:45

"Vine a defender la libertad en el frente de Madrid. A defender Damasco en Guadalajara, Jerusalén en Córdoba, Bagdad en Toledo, El Cairo en Cádiz y Tetuán en Burgos". El periodista Najati Sidki, palestino y comunista, desembarcó en la España de 1936 con la determinación de luchar contra Franco y sus tropas moras. Su vida, marcada también por la II Guerra Mundial y la tragedia del pueblo palestino, centra ahora un documental que trata de rescatar del olvido a los cientos de árabes que se enrolaron en el bando republicano.

La cineasta egipcia Amal Ramsis (El Cairo, 1972) llegó hasta Sidki "por pura casualidad" tras una larga y a menudo infructuosa investigación que arrancó hace más de una década. "Leí un artículo sobre la participación árabe en la Guerra Civil y empecé a tirar del hilo. Salieron muchos nombres, fechas y lugares de llegada pero me faltaba una historia que proporcionara un enfoque personal", relata a EL MUNDO Ramsis desde un céntrico restaurante de El Cairo. Y entonces se hizo la luz. "En 2008 me topé con las memorias de Sidki y encontré el rostro que necesitaba la historia".

En pleno ensamblaje, el documental You come from far away (Venís desde lejos, en español) reconstruye los pasos del intelectual y secretario del Partido Comunista Palestino desde su viaje a la península ibérica en 1936 y ofrece testimonio de una realidad desconocida, sepultada por el terrible recuerdo de los soldados marroquíes del ejército de África que Franco sumó a su sublevación. "Sidki intentó dirigirse a ellos. Bajó al frente de Córdoba y les pidió que se unieran al bando republicano. Pocos le escucharon y los que lo hicieron no fueron bien recibidos", reconoce Ramsis, autora de documentales como Vida (2008), Prohibido (2011) y La estela de la mariposa (2014).

"Llegue -escribe Sidki en sus memorias- a la bella y espectacular Barcelona, la capital de Cataluña. Comencé a pasear por sus amplias avenidas. De repente, me encontré con un grupo de milicianos. Su jefe, creyéndome español, se acercó a mí y me dijo en castellano: '¿Por qué no te unes a nosotros?' Sonriendo le repliqué en francés: 'Soy un voluntario árabe y vine a defender la libertad en el frente de Madrid. A defender Damasco en Guadalajara, Jerusalén en Córdoba, Bagdad en Toledo, El Cairo en Cádiz y Tetuán en Burgos'".
Najati Sidki, con sus dos hijas.

El periodista -el nombre que puso voz a los listados de árabes que junto a otros miles de brigadistas extranjeros participaron en una contienda ajena- sobrevivió a la derrota y tuvo dos hijas que hoy son las albaceas de su memoria. "Llegué hasta Hind, su hija pequeña que vive en Grecia, y me di cuenta de que el testimonio era mayor de lo que había imaginado. La familia de Sidki condensa la historia del último siglo, desde la Nakba (la catástrofe que en 1948 supuso el exilio forzoso de al menos 750.000 palestinos de sus tierras) pasando por la II Guerra Mundial o la guerra civil libanesa", detalla la directora de la cinta.

Alcanzada por la retahíla de acontecimientos históricos que desfilaron por el siglo XX, la tragedia familiar de Sidki había permanecido hasta ahora escondida. "Ni siquiera estaba escrita. Este documental supone también un descubrimiento de esa vida marcada por el contexto político español", arguye Ramsis. Perdida toda esperanza de defender la República, Sidki tuvo que hacer frente a otro hundimiento. Su hija Dulia, nacida tres años antes del inicio de la refriega, creció en Moscú alejada de su familia. Durante más de 20 años el periodista apenas tuvo noticias de su primogénita.

"Sidki pagó así no estar de acuerdo con la posición del Partido Comunista Español respecto al colonialismo en el norte de África", desvela la documentalista. "Él era, por encima de todo, una mente libre. Hizo pública su opinión y fue castigado por ello. Le expulsaron del partido y jamás regresó a Rusia. Su hija mayor no pudo abandonar Moscú y solo volvieron a verse décadas después en Beirut, a la que llegó tras dejar Palestina en 1948 y donde vivió hasta la guerra civil. Terminó muriendo en Grecia junto a su hija pequeña", agrega Ramsis.

El documental reúne el relato de las dos hermanas en una contrarreloj contra el olvido. "Filmé material durante años. Investigué el fenómeno con una ayuda de la fundación Euroárabe en Granada y dejé congelado el proyecto durante la revolución egipcia. El año pasado recibí una llamada de la hija pequeña de Sidki. Me dijo: 'Si quieres terminar esta historia, tienes que ir a Moscú de inmediato porque mi hermana está perdiendo la memoria'", evoca la cineasta. En la capital de la extinta Unión Soviética se cerró el círculo. "Es la víctima de toda la historia. La que vivió el desarraigo y la que tiene una identidad mixta", admite Ramsis. Dulia, con 83 primaveras, ni siquiera balbucea el árabe.
Dulia, la hija mayor de Najati Sidki.

Las vicisitudes de Sidki y sus descendientes son solo un retazo de una crónica hilvanada por los más de mil árabes llegados de Argelia, Líbano, Marruecos, Arabia Saudí, Egipto o Irak que entrelazaron sus vidas al crudo destino de las dos Españas. Algunos cayeron en combate, otros desaparecieron y otros tantos regresaron a su tierra nativa. A todos les venció la desmemoria que dictaron cuatro décadas de dictadura. "Hay una anécdota acerca de esta participación árabe. En 2003 cuando un grupo de españoles partió hacia Bagdad para mostrar su solidaridad con el pueblo iraquí desconocían que había iraquíes entre quienes defendieron la república española", indica la realizadora. El filme, terminado de gestar en mitad de los fogonazos de los refugiados que llaman a las puertas de Europa, también invita a la reflexión.

"Sidki y sus camaradas árabes no vinieron como refugiados. No vinieron para solicitar asilo sino para apoyar a los europeos en su lucha contra el fascismo. Por aquel entonces las fronteras estaban abiertas para todo el mundo. No es solo un documental que trata de historia pasada sino que quiere hablar del significado de las fronteras antes y ahora y luchar contra los estereotipos que se asocian al mundo árabe. Estos rostros demuestran que hay gente que no pensaba en la religión y que trataban de hacer un mundo mejor. La solidaridad con el pueblo español también sirvió para la liberación de los árabes", concluye Ramsis.

Source: El Mundo (Spain)
http://www.elmundo.es/cultura/2016/05/02/57278d0d22601d95368b4670.html

Thursday, May 19, 2016

Viaje de ida y vuelta al infierno

'Descenso a los infiernos', de Kershaw, es un libro claro y preciso sobre la historia de Europa que ilustra la importancia de la Primera Guerra Mundial en el devenir del continente

Julián Casanova
19 MAY 2016 - 19:32 CEST

Un momento de la firma del Tratado de Versalles en 1919. Bettmann (Corbis)
La Primera Guerra Mundial, que decidió el destino de Europa por la fuerza, tras décadas de primacía de la política y de la diplomacia, ha sido considerada por muchos historiadores como la auténtica línea divisoria de la historia de Europa del siglo XX. Ian ­Kershaw, acreditado historiador de Hitler y de la Alemania nazi, comparte plenamente esa tendencia, consolidada desde que Eric J. Hobsbawm comenzara en 1914 su ya clásico relato del “siglo XX corto”. Europa, que se había jactado de ser “el culmen de la civilización”, cayó entre 1914 y 1945 en la “sima de la barbarie”, hizo un viaje de ida al infierno en la primera mitad del siglo XX, para volver de él en la segunda.

Nada antes de 1914 había preparado el mundo para lo que iba a suceder, aunque la violencia había esparcido ya sus semillas. Por eso ­Kershaw emplea los primeros capítulos para identificar los componentes básicos que desde el siglo XIX allanaron el camino a la violencia que afloraría desde 1919: el nacionalismo étnico-racista; el imperialismo colonial; los conflictos de clase, agudizados por el triunfo de la revolución bolchevique, y una crisis prolongada del capitalismo.

Fue en Alemania donde el acoplamiento de esos cuatro elementos de la crisis se manifestó en su forma más extrema, tras cimentar Hitler su control dictatorial del Estado, y llegó a su punto culminante, en la Segunda Guerra Mundial, en el centro y este de Europa, las zonas más desestabilizadas del continente, principal escenario del genocidio y de la destrucción de todos los ideales de civilización surgidos desde la Ilustración.

Al conflicto bélico iniciado en 1914 se le puso la etiqueta de que había sido “una guerra para acabar con la guerra”, pero preparó el camino para otra aún mayor. Y Kershaw explica por qué esas esperanzas se evaporaron con rapidez y cómo Europa construyó los cimientos de una “peligrosa triada ideológica” —comunismo, fascismo y democracia liberal— que rivalizaron por imponer su dominio.
Viaje de ida y vuelta al infierno

La crítica a la democracia ganó terreno tras los desastres de la guerra y con el miedo a la revolución y al comunismo que llegaban desde Rusia. Tras la Gran Depresión, que comenzó a sentirse con fuerza a partir de 1930, la democracia aguantó sólo en unos pocos países y un nuevo autoritarismo, representado por los fascismos y los movimientos populistas de derecha radical, triunfó en todos los demás, en un continente económica y políticamente roto.

El orden pactado de posguerra se desmoronó. La política de rearme emprendida por los principales países desde mediados de los años treinta creó un clima de incertidumbre y crisis que redujo la seguridad internacional. El comercio de armas se duplicó desde 1932 hasta 1937. Importantes eslabones en esa escalada a una nueva guerra fueron la conquista japonesa de Manchuria en 1931, la invasión italiana de Abisinia en 1935 y la intervención de las potencias fascistas y de la Unión Soviética en la guerra civil española. Pero lo que realmente cambió el escenario de la política internacional fueron las pretensiones revisionistas y ambiciones expansionistas de Hitler.

Esa crisis se resolvió por las armas, en una guerra combatida por poblaciones enteras, sin barreras entre soldados y civiles. Según ­Kershaw, a diferencia de la guerra de 1914-1918, “el genocidio constituyó la razón de ser misma” de la de 1939-1945, “un ataque contra la humanidad sin precedentes en la historia”. Toda la construcción de la cultura burguesa e imperial de Europa se hundió en el abismo en tres décadas.

Pero del apocalipsis emergió una Europa cambiada por completo. Estados Unidos y la Unión Soviética pasaron a ocupar el vacío dejado por la desaparición de las grandes potencias, con Alemania destruida y Francia y Reino Unido muy debilitadas. Mientras que la primera de esas guerras del siglo XX había dejado un legado de convulsión, la segunda, una catástrofe todavía peor, dio luz a un periodo de estabilidad imprevisible y, en la mitad occidental, a una prosperidad incomparable. Kershaw cierra el libro, y anuncia la continuación, con una explicación de los elementos que interactuaron para crear la simiente de esa transformación, desde el fin de la ambición de gran potencia de Alemania, hasta la división en dos bloques y la nueva amenaza de guerra atómica.

Esta historia de Europa de Kershaw no destaca por las nuevas aportaciones que hace, sino por el modo en que la cuenta e interpreta. Los mejores historiadores huyen de esos pesados manuales elaborados con una suma de historias nacionales. El telescopio sustituye al relato detallado y la escritura clara y precisa se aleja de las complejas narraciones supuestamente más científicas. La historia sale ganando y el lector lo agradece. Sobre todo cuando detrás de ella está alguien tan experto y documentado.

Descenso a los infiernos. Europa 1914-1949. Ian Kershaw. Traducción de Joan Rabasseda y Teófilo de Lozoya. Crítica. Barcelona, 2016. 769 páginas. 31,90 euros

Source: El País (Spain)
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/05/16/babelia/1463409144_863157.html

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